Un abrazo
tuyo no vendría nada mal.
Remolinos de semillas,
buscando tierra para florecer.
Y yo te ofrendo esta bronca
pa' que la lleves al mar,
pa' que no lloren los míos.
Rodillas en la ciudad.
Y yo te pido esa fuerza,
toda tu cruel decisión
pa' que este
sueño partido
despierte revolución.
Estabas ahí, parado en el cordón,
con la
cabeza gacha
como
pidiendo perdón.
Al otro día estabas
en el umbral,
por el olor sabía
que estaba todo mal.
Miré con
odio al cielo
y pronto blasfemié,
porque lo que traías
era todo
nuestro descarte,
nuestras
pestes, plástico,
hedionda
polución.
Miseria...
Abortos de millones
de corazones hechos mierda.
Mientras más subías,
me dio por escapar;
me fui para
el techo,
no quedaba
otro lugar.
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