Una tarde de Mayo apareciste en mi vida y gracias a vos, pude reconciliarme con la vida y con el mundo. Gracias a la ternura de tus ojos, tu lealtad y tu afecto, encontré en lo más profundo de mí, los deseos de volver a creer en algunos seres vivientes que me rodeaban. Es inverosímil, pero la vida me demostró que ciertos animales son más leales y derechos que los humanos, que son imperfectos, con su personalidad, pero la luz que transmiten a través de sus miradas puede borrar cualquier penumbra que se haya instalado en el corazón y quizas del alma de un humano. Lo que sucede es que a veces, no puedo quitarme de encima tu mirada fija y canina, una mirada silenciosa que expresa mas que un millón de palabras. Estoy segura que si fueras lo que quiero que seas por un instante, podría darme cuenta que todavía en la tierra existen mortales que SI valen oro.

Te amo bebé.